Aunque los cánones estéticos generales han variado durante siglos, las proporciones que gobiernan la estética facial y corporal se han mantenido relativamente estables. Los estudios realizados con más difusión son los que se basan en personas de origen caucásico (raza blanca) y se originan en Grecia unos 300 años a.C..
Sin entrar en profusos detalles que abarcarían miles de páginas resumiremos varios conceptos:
Las proporciones faciales correctas suelen basarse en la regla de los tercios: tercio superior para la frente, tercio medio para nariz y pómulos, tercio inferior para labios y mentón. En visión frontal se aplica también la regla de los quintos o de los tercios según autores. La distancia entre los ojos corresponde al tamaño del ojo y a la anchura de la base de la nariz.
En la vista lateral la altura de la nariz hasta la glabela (lo que separa las cejas) suele ser la altura del 1/3 medio. El rádix (el origen superior de la nariz) suele encontrarse a la altura de los párpados superiores. El dorso nasal cae recto con una angulación en torno a los 115-130º. Entre la longitud del dorso y la longitud de la punta hay una relación de 1-0,67. La altura de la punta (su rotación) está entre los 90-95º para hombres y 100-110º para mujeres.
En vista anterior y de 3/4, las lineas de las cejas se deben continuar, sin interrupciones, por el dorso nasal hasta la punta de la nariz y ser muy levemente divergentes. La sombra de los orificios nasales debe insinuarse únicamente (como las alas de una gaviota). Aunque no siempre es correcto, la altura nasal corresponde, horizontalmente, con la altura de las orejas.
En la visión basal la nariz es un triángulo equilátero con una anchura igual a la distancia entre los ojos. La columela se extiende 2/3 de la longitud anterior, siendo el 1/3 de longitud restante correspondiente al lóbulo de la punta.
Hablando de las “matemáticas” de la belleza es significativo apuntar que la “divina proporción” (A/B=A+B/A) y la sección áurea (número phi, Φ=1,618) se repiten con frecuencia en las proporciones faciales y nasales, así como en multitud de fenómenos naturales.
Todas estas reglas no son más que un mero apunte para que tenga una visión general de la importancia que tienen las proporciones no sólo en la pintura o escultura sino también en cirugía estética facial.